Con las siglas HLA, englobamos la explotación de la hacienda, según un sistema integral que denominamos “Roseta Decimal”, porque es esta la figura que se generó cuando hicimos un gráfico explicativo de las características y componentes del referido sistema de gestión y explotación. En la iconografía de la placa visigoda que apareció, cuando araba un labrador, en el paraje Las Alcabalas, entonces un “pago” por la abundancia de sus viñas y sus olivos, a modo de firma, aparecen dos rosetas bajo el crismón, entre las columnas y a la altura de las basas, siendo estas uno de los elementos que distinguen la placa de Marciano, de todos sus contemporáneas semejantes, de los que una magnífica colección hoy puede admirarse en el museo arqueológico de Sevilla.
Cuando se habla de Turismo Rural lo primero que se piensa es que se trata de alquilar habitaciones en una casa antigua típica, en un pueblo o en sus alrededores. A esto nos ha llevado el sistema político de subvencionar la restauración de este tipo de edificaciones y la consecuente proliferación de alojamientos rurales.
La realidad es que “lo rural” es la vinculación con “el campo” que hasta hace nada era el recreo de todo el que tenía posibilidad de pasar una jornada o varias fuera de la ciudad. En los años cincuenta, se popularizaron las playas y el campo se quedó como descanso de determinadas ciudades del interior y la opción de aquellos que tenían familiares o amigos con fincas.
Con la mejora de las comunicaciones, de las nuevas tecnologías y la industrialización en general y de la producción agroalimentaria en particular, al ser la vivencia del campo algo que se percibe como a extinguir, vuelve a ser muy valorado.
En España esta actitud es reciente, en los países mas desarrollados esto viene de antes y si nos descuidamos, el campo que nos queda, en su mayoría, pronto será propiedad de ingleses y alemanes. En los años ochenta del siglo pasado, las editoriales que veían venir esta situación empezaron a traducir libros, sobre todo de autores anglosajones que a modo de “Columelas” contemporáneos describen cómo hacer de la vida en el campo algo satisfactorio y que realiza.
“La buena vida” o “The good life” en versión original, de H. Blume Ediciones, es uno de esos libros a los que hacemos referencia. Su subtítulo: Guía completa para la autosuficiencia alimentaria, dice el enfoque de la publicación y describe la tendencia de la demanda. Hoy todo lo ecológico y natural está muy valorado y pasar unos días junto a un huerto donde crecen los tomates, las lechugas, los melones o las sandías y se crían gallinas, cabras, ovejas, o caballos, además de ser un aliciente por si mismo, nos enseña a distinguir “las churras de las merinas” en materia agro pecuaria.
Un atractivo del campo es también presenciar y participar en la elaboración y manipulación de alimentos como mermelada, miel, queso, aderezo de aceitunas, etc. y catarlos en ese ambiente. ¡Todo sabe mejor! Incluso conocer el funcionamiento de los molinos o las almazaras, es algo inolvidable, peculiares fábricas, a escala humana, para transformación de la materia prima, aceitunas, trigo, uvas, etc. con mecánica artesana y sus característicos olores.
Otra dimensión de “Las cosas del campo” nos la enseña la literatura y la poética, que sensibilizan para gozar de ellas y que tantas obras ha producido. Con este preciso nombre, el poeta de Antequera José Antonio Muñoz Rojas escribió un libro que es de obligada lectura para todo el que quiera saber del campo y de las posibilidades de disfrutar de él. Sólo con los títulos de sus breves capítulos, nos hacemos una idea; personajes: Miguelillo el pavero, Narciso el cantor, La risa de Dolores, Nicolás el historiador, El pensador, Las amazonas... o sobre plantas: Las yerbas ignoradas, Las lilas, Los jaramagos, la matalahúga... o de las aves, las bestias, los aperos, las estaciones del año, los montes, las nubes...
No descubrimos nada nuevo si decimos que el del campo es el ambiente ideal para enseñar y aprender, reflexionar y meditar, de manera relajada y divertida. La Academia de Platón o las bibliotecas de los monasterios medievales son ejemplos de esta idoneidad.
Por último y no por ello lo menos importante, la tranquilidad y el relajamiento del entorno rural, optimiza el disfrute de las bellas artes y de las materias llamadas humanidades: la música, el teatro, la poesía, la literatura, la pintura, la historia, la astronomía... Como se pone de manifiesto cuando se analiza la forma de vida en las “villas romanas”, en cuyos mosaicos suelen estar representadas las musas con las que en la época se divinizaban estos entretenimientos.
Estos cincos aspectos de los placeres de la vida en el campo, nos han llevado a desarrollar el sistema integral, basado en diez áreas de actividades productivas específicas, que consideramos debe orientar toda explotación agropecuaria, que tenga posibilidad de organizarse como lugar de recreo, retiro o vacaciones. En una concepción moderna del Turismo sería lo que podríamos calificar como Resort Rural Real, real en el sentido de auténtico y natural.